La lotería
A las 12 de la noche llego al destino esperado, después de un recorrido curioso e interesante, mis pies pisan el suelo de Zoh Laguna, estaba cansado, entumido y ansioso detrás de 7 horas de viaje, era hora de descansar.
Amaneciendo, curiosamente entre mis últimos susurros de sueño, el canto de un gallo resonaba en mis tímpanos, un sonido sutil, amable pero estricto, así como un amoroso aroma de leña, entonces me levante para dirigirme al primer día de taller para vencer la incertidumbre que infectaba mi ser.
Al pasar el tiempo, supe al fin lo que quería realizar, tuve por vez primera romper mi ceguera social para retratar a los habitantes de la comunidad de Zoh laguna, en el transitar, encontré a personas de variada edad, época y geografías, pero pude observar características importantes entre ellos, una de ellas la amabilidad, el conocimientos de oficios como la carpintería y construir hamacas, hasta cocineros y chatarreros.
La comunidad tiene una historia triste, ya que pasaron de lo más alto de la cima hasta el suelo, antes tenían buena vida gracias al esplendor del aserradero “Caobas de México” hasta el deprimente destino al desaparecer dicha industria, pero eso no les imposibilita de regalarte una sonrisa, unos buenos días o algunas tasas, cubiertos y platos.
Al seguir con mis recorridos, me encontré circunstancias curiosas, una de ellas es que todos se conocen y otra es que tienen apodos muy divertidos, me tope desde los hermanos” ratones” hasta “la mojarra”, parecía una lotería mexicana.